el relato sobre el socorrista lo escribí el mismo día que fui a trabajar de dicho oficio. El lugar era España, la situación monetaria era precaria, me preguntaron si sabía nadar. La verdad era que no, apenas floto y ya me desgasta la relación directa entre el esfuerzo y la supervivencia. Mentí. dije claro que se como se nada, ser como la nada, necesitabamos el dinero. Me ofrecieron una buena suma por un día de socorrista. 1 día cuidando que no se ahoguen personas en una pìleta.
me pasé el día sentado bajo una sombrilla, el atuendo me hacia ver bien. Una pareja entró con un niño y me saludaron cortesmente. Desde mi sombrilla era poderoso. Los padres cuidaban al niño sin perderlo de vista. Eso me permitió perder mi vista. Fume hasch, lo mezclé con tabaco para suavizar el aroma. Vinieron a pedirme que mida el PH del agua. Alguien me había explicado y lo poco que pude retener me sirvió para quedar como un experto. Alguien que sabía lo que hacia. Al finalizar la jornada me cambié en un pequeño cuarto, lleno de cajas con zapatillas nuevas. robé un par. Las guardé en mi bolso, salí fresco y humedo. Me despedí como un deportista acostumbrado, relajado me alejé por una calle llana. La vida de algunas personas había estado parcialmente en mis manos, juridicamente podria haber quedado procesado, en el caso de un ahogamiento o un paro cardiaco. Cualquier cosa podría haber pasado. Pero al final cobré y me fui con un par de zapatillas. No me gustaba como me quedaban, se las regalé a un brasilero que se vestía para la mierda, dijo que le hacian falta, yo sabia que no era cierto, pero igual se las ofrecí.

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