tengo la certeza
tal vez sólo por momentos, (es muy confuso afirmar que se pierda)
de que me muevo.
y que lo hago, como puedo.
es que encuentro las cosas
demasiado fragiles, resbalosas
llegan y chocan, sin tocar el fondo
como desde una cascada (no hacen ruido,
si se las escucha
desde arriba)
su pendiente es de origen incierto,
e impulsada por una especie de viento
baña toda la prolongacion de la la caida, por fragmentos,
sobre las rocas, casi siempre todas juntas,
apiladas, y quietas como cuerpos muertos
y por ser muchas,
decoran el desierto en su mayoria.

la memoria de algunos eventos no nos pertenece.
cuando tiene una lengua de fuego
debe apagarla seguido, si tiene que dormir
y cuando eso sucede, el ataque sobre todo, con palabras, generalmente lo niego.

Usualmente ella descansa, reposa los ojos, sobre ese fondo negro, donde se distingue en la penumbra, un abismo con forma de burbuja.
y pronto deja de ser temprano,
la luz pinta en los reflejos una montaña, con forma giratoria, como el cuerpo de una serpiente
su apariencia parece contundente.
es otra excusa, para mostrar los dientes
y despertar la ira, o el humor apasionado
contra aquel, que se parece al otro.

yo tengo la certeza
de que se mueve
y de hecho lo hace, como puede
pero choca y lastima
no hay otro remedio que defenderse.
cuando esa que tiene lengua de fuego
no tarda en decir cosas horribles.

1 comentario:

El Poeta Maldito dijo...

No me extraña pero no puedo dejar de destacar su articulación del lenguaje, las imágenes que muy bien domina e impone, y sobre todo las sensaciones que todas estas generan.