ocupaban todo el techo de mi pieza se turnaban
en venirse sobre mí
no tenía nada en las manos, con que defenderme
pensar en otra cosa no es posible
cuando es de noche y el techo se rellena
acompañado de una extraña confianza,
nacida del propio desaliento.
me resigné al devenir
que más tiene que pasarme,
que mas me va a pasar
las ratas espantaban, eran pequeñas.
Las destrozaba con las manos, la carne cedía,
elástica cuando la retorcía
fingía estar furioso, pero era la calma que sentía
la desolación fue interrumpida entonces
una de ellas quería inyectarme su interior
la sostuve firme, aguja incandescente.
Ardieron las puntas de mis dedos. ardió la cama sobre mi espalda
Pude ver a otra de ellas, (me esperaba, era la ultima),
posarse sobre la esquina, del cuarto, para estirar las alas. Su silueta clásica, la imitaba, entrecruzando los dedos de las manos.
la noche se ha desvanecido,
su silueta pintada, permanece oculta tras el velo de tierra
que vengo juntando en el cuarto, donde guardo todo lo que se me ha perdido.
1 comentario:
eso fue lo que me paso anoche,
luego de comer vaca, o algo por el estilo.
una de las tantas formas de comunicación.
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